lunes, 7 de junio de 2010

Amanecer llorando

Un día como hoy en 1094 el Cid Campeador conquistó la ciudad de Valencia, pero me importa un carajo. El día comenzó con una llamada, una llamada que me hace llorar, querer poner los violines a tocar y querer estar con alguien en estos momentos, porque estoy solo. Llorando y esuchando a Andrés Calamaro cantar.

Eva cambió los ánimos de todos, nos dejó para nunca volver, y simplemente no puedo dejar de pensar en ese domingo que la vi, la bese y me dio su bendición por última vez; le dije adios sin saber que iba a ser la última vez que la vería sonreirme, la última vez que vería su figura, sentir sus manos acariciar mi cara de adulto de la misma manera que lo hizo cuando yo recién había llegado al mundo. Me hace arrepentirme de cómo no estuve más tiempo con ella, cómo no le dije más veces te quiero abue, las veces que mi papá me dijo hablale por teléfono a tu abuela, quiere escuchar tu voz y yo por tener cosas más "importantes" que hacer, que muchas veces era ver un tonto juego de basket o una final de soccer no lo hize, la última vez que me lo pidió... No lo hize.

Escribo esto llorando, yo tenía mucho tiempo sin llorar de tristeza, muchos años sin tener que hacerlo o sin la suficiente emoción y sentimiento para hacerlo; sigo estando solo y realmente necesitando hablar con alguien, recibir un abrazo y desahogar un poco de lo que siento de otra forma que no sea escribiendo.

El 7 de junio va ser un día que yo no voy a olvidar, hoy lloro a mi abuela, pero algo que me tiene más impresionado es mi papá, mi papá que tuvo los pantalones para marcarme personalmente y decirme, "mi rey, las cosas no salieron como esperaba, mi mamá falleció por la noche", escuchar cómo se le quebraba la voz a un hombre de 50 años, grande, fuerte y que siempre ha tenido sido fuente de fuerza y resistencia, de trabajo, honradez. Escucharlo llorar, decir que él hizo todo lo que pudo, la llevo con los mejores doctores, le dió todo su amor, toda su buena vibra para que mi abuela viviera, sin poder comprenderlo. "Pense que me quedaban más años con mi mamá, pero ahora soy huérfano."
No puedo imagianr ese sentimiento, no puedo soportar la idea de estar lejos de mi padre en estos momentos, me pongo en sus zapatos y es horrible, me hace sentir muy mal. Pero dejo de hacerlo cuando alguien pasa, me seco las lágrimas y finjo que trabajo en mi empresa. No quiero empezar a hablar de cómo la cultura machista de los hombres no lloran me afectó, me avergüenza que me avergüence llorar enfrente de las personas. No es por machismo, simplemente es pena pero en estos momentos no me importa.

Hoy van a cambiar muchísimas personas, costumbres, cosas, no me puedo ni imaginar, mi abuela una mujer viuda desde hace ya 9 años, de mucha clase, con el nivel social más alto que pudieras tener. Querida por muchos, las esquelas saldrán, el apoyo vendrá, mi abuela igual se fue.

La vida eterna se aplica conservando a esas personas en tu corazón, conservándolas presentes en tí, imitando sus buenas acciones, volteando hacia adentro y sentir ese calor y esa alegría que te daba estar con ellas.

No voy a estar para darle el último adios a alguien que me acompañó 18 años de mi vida, no voy a estar abrazando a mi padre en el momento que vea a su madre bajar a una tumba, no me queda más que llorarla, recordarla, tenerla en mi corazón por siempre y seguir adelante.
La vida de repente te da golpes... y la muy maldita no espera a que te levantes para seguirte pateando en el suelo. Va depender de ti, va depender de mi.

Descanse en paz Eva Hortensia Orozco. Mi abuela. 07/06/2010



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